El Pueblo

Salorino se ubica en la zona suroeste de la provincia de Cáceres, junto a la N-521, y forma parte de la Reserva de la Biosfera Tajo Internacional. Siendo sus raíces la acción repobladora de la orden de Alcántara, a comienzos del siglo XIII, Salorino vio como dicha orden establecía las grandes dehesas que lo rodean y que determinaron su marcado carácter agrario. A partir de entonces, la ganadería establecida en dichas dehesas y sus aprovechamientos forestales han sido la base de la economía local. Actualmente, la economía se ha diversificado mediante la suma de otras actividades como el sector servicios y el turismo. Este último, prácticamente inexistente hasta hace poco, se ha visto impulsado por la creación de los murales que decoran las calles de Salorino y las llenan de visitantes, convirtiendo la localidad en un museo al aire libre.

Naturaleza

El término municipal de Salorino se encuentra delimitado por el río Salor al norte y la Sierra de San Pedro al sur. Dicho término se caracteriza por la riqueza de su patrimonio natural. La flora y la fauna vienen determinadas por los ecosistemas de dehesa y de ribera que predominan en este territorio. La zona de dehesa se localiza en la parte sur del término, extendiéndose desde las proximidades de la Sierra de San Pedro hasta la localidad. La zona de ribera se inicia en los riberos del Salor, situados al término fueron incluidos en la Reserva de la Biosfera Tajo internacional. 

Así, los alrededores de la localidad son una zona de transición donde ambos ecosistemas se funde para presentar unas características benévolas que aprovecharon los porreteros para ubicar parcelas intensivas dedicadas al trigo y a las pequeñas cabañas ganaderas y que aun podemos apreciar a continuación del núcleo urbano.

Patrimonio histórico y cultural

Buena parte del patrimonio local viene determinado por la pertenencia de Salorino a la Orden de Alcántara. Buenos ejemplos son las mencionadas dehesas del término o la peculiar arquitectura religiosa de la localidad que apreciamos en Iglesia Parroquial de San Ildefonso y en la Ermita de Santa Ana; ambas datan del siglo XVI-XVII. 

En el término municipal han aparecido vestigios de otras culturas anteriores; romana, visigoda y musulmana son las más importantes. Destacaremos aquí las tumbas visigóticas excavadas en roca por su gran número y el fácil acceso debido a su cercanía respecto a la localidad; buen ejemplo son las tumbas del Huerto Peinado. 

Por último, no debemos olvidar hacer mención al tipo constructivo más característico de Salorino, el molino harinero. Estos molinos se encuentran distribuidos a lo largo de los diferentes cauces que recorren el término municipal para abastecerse del agua necesaria para su funcionamiento. Debido al marcado carácter agrario de la zona, estos edificios no tardaron en proliferar para poder hacer frente a la demanda de harinas tanto para consumo humano como animal. Los ejemplos más antiguos, de época moderna, se encuentran en la ribera de Justicia, siendo el molino del melonar el mejor conservado de esa ribera tras ser objeto de restauración. Tras la construcción de la Charca Grande en la Ribera de la Mula a mediados del XIX, se construyeron en dicho cauce otros tres molinos más. Tras su restauración, el mejor conservado de ellos es el molino de arriba, ubicado a los píes  de la presa de la Charca Grande y que tiene importancia histórica por ser el último molino harinero de la localidad que se cerró, en la década de 1960.

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